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En SPC creemos que nadie debería vivir en silencio: nuestro compromiso en la lucha contra la soledad no deseada

En España, más de 2,6 millones de personas viven solas.
Pero existe una soledad más profunda que la falta de compañía: la soledad no deseada, esa que aparece cuando alguien siente que ya no forma parte de nada, que su presencia pasa desapercibida, que nadie llama… que nadie espera.

La reciente publicación del Mapa de la Soledad No Deseada en España, elaborado por la Fundación Social Padre Ángel, ha vuelto a iluminar una realidad silenciosa que afecta sobre todo a las personas mayores: la desconexión emocional, social y digital.

La soledad no deseada no es una cifra ni una tendencia.
Es una herida que no se ve, pero se siente.
Y como sociedad, tenemos la responsabilidad de que nadie envejezca en silencio.

En SPC asumimos ese compromiso: crear tecnología que acompaña, que conecta y que devuelve presencia.


🌍 16 de diciembre: el Día Internacional contra la Soledad No Deseada

Un homenaje a quienes transforman la adversidad en belleza

El 16 de diciembre se celebra el Día Internacional contra la Soledad No Deseada, una fecha que invita a reflexionar y actuar frente a esta realidad que crece en nuestras ciudades, pueblos y hogares.

Este día se inspira en un aniversario muy especial:
📅 el nacimiento de Ludwig van Beethoven.

Beethoven vivió una soledad profunda, provocada por la pérdida progresiva de su audición.
Aislado del mundo, incapaz de escuchar la música que él mismo creaba, podría haberse rendido.
Pero eligió transformar esa oscuridad en luz.

De su silencio nació una de las obras más conmovedoras de la humanidad: la Novena Sinfonía, y en ella, la Oda a la Alegría.
Una obra que sigue despertando en todos nosotros un anhelo universal de paz, fraternidad y unión.

Beethoven nos recuerda que la soledad impuesta puede doler, pero no apaga la grandeza de lo que aún podemos aportar.

Y aquí está el paralelismo más hermoso:
👉 igual que Beethoven, nuestros mayores atesoran una riqueza interior invaluable, fruto de sus vivencias, aprendizajes, errores, historias y sabiduría.
Incluso cuando se sienten apartados, invisibles o desconectados, siguen teniendo un enorme valor para el mundo.

La sociedad solo necesita escucharlos.
Y la tecnología puede ayudarnos a tender ese puente.


💙 SPC Care: cuando la tecnología se convierte en compañía

La soledad no deseada muchas veces comienza con una desconexión mínima:
una videollamada que no pueden hacer,
un móvil que no saben configurar,
un mensaje que no llega,
un silencio que se alarga.

Por eso en SPC creamos SPC Care, un servicio pensado para que las personas mayores nunca estén verdaderamente solas, ni en lo práctico ni en lo emocional.

🌟 ¿Qué permite SPC Care?

  • Ayuda remota para configurar el móvil del mayor desde el dispositivo de un familiar.
  • Localización segura, para tranquilidad mutua.
  • Avisos automáticos del botón SOS.
  • Un puente continuo entre la persona mayor y quien la cuida.

SPC Care no es solo tecnología.
Es compañía.
Es seguridad.
Es cariño transformado en herramienta.
Es la certeza de poder decir: “Estoy contigo, aunque esté lejos.”


🤝 La tecnología que abraza: el compromiso de SPC con nuestros mayores

La lucha contra la soledad no deseada requiere acción, sensibilidad y escucha.
Por eso, en SPC trabajamos cada día para que las personas mayores se sientan acompañadas en su transición digital:

Creemos en una tecnología que no sustituye un abrazo, pero que puede ayudar a que llegue antes.
Creemos en una tecnología que no reemplaza la compañía, pero que evita que alguien se sienta perdido.
Creemos, sobre todo, en una tecnología que escucha.


Porque, como Beethoven, nuestros mayores aún tienen melodías que ofrecer.

Y mientras exista una sola persona mayor que necesite sentirse acompañada, visible y conectada,
SPC estará ahí:
tendiendo puentes, ofreciendo herramientas, cuidando y acompañando.

Porque nadie merece vivir su vida en silencio.
Y porque la alegría —esa que Beethoven escribió desde la soledad más dura—
solo existe cuando la compartimos.

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