Certificados digitales de autenticidad millonarios
Antes de introducirnos de pleno en el mundo de los NFT, vamos a ver si somos capaces de explicar bien su complicado y abstracto universo. Las siglas NFT provienen del inglés “non-fungible token” o, lo que es lo mismo, token no fungible. Os habéis quedado igual, ¿no?
Para comprender bien todo su significado, quizá sea más sencillo primero saber lo que es en el mundo de la economía un activo fungible: algo con unidades que se pueden intercambiar fácilmente, como dinero. Pues los NFT, por el contrario, son activos con propiedades únicas que no pueden ser intercambiados o, dicho de otra manera, activos criptográficos basados en blockchain que no pueden copiarse porque se componen de códigos identificativos y metadatos únicos que permiten distinguir unos de otros. Lo que consigue la tecnología blockchain, que también se encuentra en las criptomonedas, es aportar confianza y trazabilidad a las obras. A todo esto se suma que, en la realidad, los NFT no son objetos físicos que podamos tocar.
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¿Y tanta palabraría en qué se traduce? Os preguntaréis. Los NFT son tokens digitales que pueden ser entendidos como certificados de propiedad de activos virtuales. Las tradicionales obras de arte son valiosas porque son únicas, irremplazables. Al contrario que lo que pasa con los archivos digitales, que pueden ser duplicados, y con facilidad, en repetidas ocasiones. Gracias a los NFT, el arte puede ser tokenizado de tal forma que se puede crear un certificado digital de propiedad para ser vendido y comprado.
¿Los NFT impiden que la gente copie el arte digital? No.
Uno de los casos más conocidos a nivel mundial de compra de uno de estos certificados digitales fue el de la subasta de un NFT del artista Mike Winkelmann, conocido como Beeple, por la casa de subastas Christie's, que lo puso a la venta por la friolera cifra de 58,6 millones de euros (69 millones de dólares americanos).
Millones de personas han visto la pieza de arte e incluso ha sido copiada y compartida multitud de veces.
Es más, parece una paradoja que, incluso en muchos casos, el artista creador de la obra incluso retiene los derechos de autor para poder seguir produciendo y vendiendo copias. La exclusividad que otorga el NFT a quien lo adquiere es que este comprador posee un token que prueba que él es el propietario de la obra "original".
Millones de euros por un certificado de autenticidad de una obra digital, ¿de locos?
El inversor estadounidense Pablo Rodríguez-Fraile compró hace unos meses un vídeo por 60.000 dólares y lo acaba de vender por 6,6 millones de dólares. Bueno, en realidad, la compraventa ha sido del certificado de autenticidad de dicho vídeo, una obra original del cotizado, y ya mencionado anteriormente, artista Beeple.
"Existen varios mercados digitales donde los artistas exponen sus obras y las puedes comprar. El blockchain permite registrar que la obra es realmente la original del artista", ha relatado Rodríguez-Fraile a BBC Mundo.
La lógica nos lleva a pensar que cualquiera puede “tokenizar” un trabajo para luego venderlo como un NFT. El interés por esta actividad, además, está incrementando y más a raíz de las ventas multimillonarias que se están produciendo.
El 19 de febrero, un Gif de Nyan Cat, el famoso meme de 2011 de un gato con cuerpo de galleta volando, se vendió por un valor de más de 500.000 dólares. Semanas después, la cantante canadiense Grimes vendió una colección de obras digitales por un precio superior a los 6 millones de dólares.
Aunque son las obras de arte las que más se están vendiendo a través de los NFT, se pueden comprar y vender otro tipo de activos. Por ejemplo, el fundador de Twitter, Jack Dorsey, vendió su primer tuit por casi 3 millones de dólares.
Una corriente no exenta de críticas
El propio Beeple parece haber afirmado que esta corriente de los NFT provocará una burbuja y que incluso podríamos estar ahora mismo inmersos en ella.
Por su parte, David Gerard, autor de libro Attack of the 50-foot Blockchain, ha manifestado en alguna ocasión que considera a los NFT como comprar piezas de colección oficiales. Precisamente quizá por ello piensa que no será fácil que cualquiera pueda llegar a conseguir grandes cantidades de dinero tokenizando sus creaciones y vendiendo los certificados de autenticidad. De hecho, también ha comentado que todas estas nuevas personas que están vendiendo NFT son criptotimadores que tratan de ganar dinero con algo sin valor.
Charles Allsopp, exsubastador de la casa Christie's, es de la opinión de que el concepto de comprar NFT no tiene ningún sentido. Ve con extrañeza la idea de comprar algo que en realidad no está.
Ya conoces todo, o al menos todo lo que nosotros hemos podido explicarte, de los NFT. ¿Qué piensas tú al respecto?
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