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Elon Musk hace lo que dijo que no iba a hacer

Elon Musk lleva la polémica allá donde va él. Desde que esta primavera el magnate anunciara la compra de su red social de confianza, Twitter, el escándalo ha sido su compañero de viaje inseparable. Si en los primeros meses tras el anuncio de la compra de Twitter, el empresario sudafricano anunciaba su intención de retirarse de la compra, en la actualidad está cerrando cuentas de usuarios.  ¿De quiénes? A continuación, os damos todos los detalles.

Si alguno de vosotros ya leyó la entrada que publicamos el pasado mes de abril en nuestro blog, ya os sonará el nombre de Jack Sweeney. Este joven de 19 años opera en Twitter bajo la cuenta @ElonJet y se dedica a publicar los itinerarios del jet privado de Musk, rastreando los aterrizajes y despegues. El joven Jack ya había recibido la suculenta oferta de 5000 dólares para cerrar de dicha cuenta, pero no aceptó.

 

Pasó el tiempo hasta que el mes pasado, en noviembre, el empresario y director ejecutivo de la compañía de coche eléctricos Tesla declaró abiertamente su compromiso por la libertad de expresión, un compromiso que le obligaba a respetar incluso a la cuenta de ElonJet que seguía su avión privado.

Pues bien, tan solo un mes más tarde de este alegato a favor del derecho a la liberta de expresión, Musk cierra esta cuenta y otras que siguen jets privados de millonarios. En concreto, 25 han sido los perfiles suspendidos de Twitter por seguir jets privados de millonarios y organismos públicos en tiempo real. Ahora, Elon Musk alega una cuestión de seguridad como justificación por haber procedido de esta manera.

 

Bajo esta premisa, la red social ha suspendido también otros perfiles similares que seguían a otras grandes personalidades de los negocios como Mark Zuckerberg (consejero delegado de Meta); Jeff Bezos (fundador de Amazon), Warren Buffett o el expresidente estadounidense Donald Trump. La misma surte ha corrido otra cuenta que gestionaba Sweeney para seguir a varios oligarcas rusos.

Al parecer, la clave está, no tanto en seguir los trayectos de estos aviones, sino en compartir la ubicación en tiempo real. No sucedería lo mismo si lo que estas cuentas comparten son localizaciones del pasado. De hecho, los términos y condiciones que Twitter alega para cerrar una cuenta se han visto recientemente actualizadas para acoger este supuesto, el de compartir la ubicación en tiempo real.

No es la primera vez que Musk se marca un “Donde dije ‘digo’, digo  ‘Diego”. En un primer momento, el nuevo dueño de la red social dijo que crearía un consejo para decidir qué cuentas podían estar en Twitter; luego se vio que no sucedió nada de lo anunciado. Algo parecido ocurrió cuando anunció el bloqueo de la cuenta de Donald Trump tras el asalto al Capitolio, si bien luego fue finalmente readmitido por Musk.

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